Las mentiras nunca son buenas. |
Desde pequeños nos enseñaron que mentir está mal, siempre hay que decir la verdad cueste lo que cueste; de más grandes, tal vez agregaron a nuestro cúmulo de información adquirida, un pequeño detalle como: “Una mentira piadosa puede ser buena”; y hoy, manejamos de manera muy subjetiva la relación entre la mentira y la verdad.
Las mentiras forman parte de la vida. Ocultar la verdad y fingir son actitudes normales y necesarias entre los humanos, pero si este comportamiento se vuelve compulsivo el individuo padece un trastorno. El mentiroso patológico se define como una persona que miente todo el tiempo y no se preocupa por el efecto de dicha acción sobre los demás, se lo conoce también como un Mitómano. La mentira patológica es un tipo de comportamiento que indica una aparente falta de control, un cierto trastorno psicológico.
Según afirma el psicólogo Ford, autor de Lies! Lies! Lies! The Psychology of Deceit, el 40% de los mentirosos patológicos, tienen un historial de anormalidad cerebral y presentan discrepancias de rendimiento verbal. De acuerdo a esto, vale diferenciar entonces al mentiroso patológico del mentiroso compulsivo o habitual, quienes suelen mentir por costumbre, por conveniencia, por astucia.
CÓMO DETECTAR MENTIRAS, CÓMO DETECTAR A UN MITÓMANO
Se dice que una persona es mitómana o mentirosa patológica cuando sus mentiras son persistentes, generalizadas, desproporcionadas y muchas veces, no conscientes. No es tarea fácil detectar a un mentiroso patológico, no basta con someterlo a un detector de mentiras o verlo actuar sólo una vez, hay que intentar detenerse en los detalles, observar su lenguaje corporal, el tono de su voz, etc.
La ciencia conoce muy poco aun acerca de los mentirosos patológicos y hay muchos estudios por realizar, sin embargo, algunas de las señales que delatan a un mitómano son:
· Cambian sus historias todo el tiempo, incluso en ocasiones, no mantienen algo que habían sostenido previamente.
· Exageran demasiado los relatos acerca de cualquier cosa, desde la más simple hasta la más importante.
· Siempre tienen una historia semejante, incluso mejor, que la que alguien les cuenta a ellos.
· Viven una especie de realidad paralela, le dan otro significado a los conceptos de mentira y verdad.
· Se defienden enérgicamente ante cualquier cuestionamiento de sus dichos.
· Suelen tener baja autoestima aunque nunca lo demuestran.
· Suelen olvidar lo que contaron.
· Suelen ser personas muy inseguras aunque nadie pueda notarlo.
· Anomalías cerebrales de los mentirosos compulsivos.
INVESTIGACIÓN
Un grupo de científicos de la Universidad de California del Sur (EEUU) ha descubierto que el cerebro de los mentirosos compulsivos posee ciertas particularidades en su estructura que los diferencia de los 'honestos' El cerebro de los mentirosos tiene más sustancia blanca
Los investigadores estadounidenses han detectado que los embusteros compulsivos tienen en el lóbulo frontal del cerebro más cantidad de sustancia blanca que de sustancia gris. La sustancia blanca está compuesta por fibras, serían 'los cables del ordenador'. La sustancia gris está formada por neuronas, 'el disco duro', y conforma la corteza cerebral.
Los autores principales del estudio, los psicólogos Yaling Yang y Adrian Raine, creen que "cuanto más 'cableado' tenga un sujeto el lóbulo prefrontal mayor facilidad posee para mentir". Los mentirosos patológicos estudiados resultaron tener un 22% más de materia blanca.
"Mentir supone un esfuerzo enorme. Es casi como leer la mente. Tienes que ser capaz de comprender el pensamiento de la otra persona. Tienes que suprimir tus emociones o regularlas para que no parezca que estás nervioso. Hay mucho que hacer. Hay que suprimir la verdad", explica el Raine.
La toma de decisiones morales se lleva a cabo en la sustancia gris del lóbulo prefrontal, según explican en el estudio publicado por 'The British Journal of Psiquiatry'. "Los mentirosos compulsivos tiene un 14% menos de materia gris, lo que significa que se preocupan menos por los aspectos morales, que son menos capaces de procesar este tipo de pensamientos", asegura el experto. "Tienen una especie de ventaja natural para mentir".
Para llevar a cabo este estudio, se contó con 108 voluntarios presentes en la base de datos de trabajo temporal de Los Ángeles. Se catalogó a los participantes según los resultados de una serie de test psicológicos y entrevistas. Una mujer y 11 hombres resultaron ser mentirosos patológicos; una mujer y 15 hombres padecían desorden de personalidad antisocial, pero no mentían de forma enfermiza; y 15 hombres y seis mujeres resultaron ser equilibrados y por eso se consideraron la muestra control.
"Nos fijamos en la inconsistencia de sus historias de vida laboral, educación, crímenes y familia", explica Raine. "Los mentirosos patológicos no pueden sustituir siempre la verdad por mentiras y se contradicen a sí mismos en las entrevistas. Son manipuladores y admiten que ven a los demás como posibles víctimas. Son descarados cuando mienten, pero discretos al hablar sobre ello", comenta este psicólogo especialista en psicopatología del crimen.
Tras catalogar a los participantes, se estudió su estructura cerebral mediante la técnica de resonancia magnética estructural. Lo que se observó en las imágenes obtenidas por esta técnica fue que la materia blanca de las personas embusteras era un 22% mayor en el lóbulo prefrontal en comparación con los participantes del grupo control y un 14,2% menos materia gris.
Aunque estas conclusiones sean los preliminares de una investigación más exhaustiva, los científicos sugieren multitud de posibles futuras aplicaciones. "En el ámbito legal puede utilizarse para ayudar a la policía a averiguar si los sospechosos están mintiendo", comentan. "Y también, en los procesos de selección de personal, será posible averiguar que individuos no son aptos para el puesto".
(Fuentes: El Mundo. América Valenzuela)