La familia
es el núcleo vital de la sociedad, por lo tanto su importancia es
incuestionable. Antes de referirnos a
las características de la familia en el período adolescente desarrollaremos
algunos conceptos de la perspectiva sistémica de la familia. Esta perspectiva,
de amplio uso clínico y terapéutico, se basa en la idea de cada familia
constituye un sistema de relaciones, las cuales determinan la personalidad de cada uno de sus miembros. La descripción de la interacción familiar
basada en este concepto no se refiere a un determinado conjunto de personas.
Por ejemplo, la familia "nuclear", de padres e hijos, o la familia
"extendida", que incluye a varias generaciones.
La idea
apunta, más bien, a señalar las relaciones específicas que se construyen entre
los miembros de una familia, y no a la simple superposición de sus
características individuales. El concebir a la familia como un sistema de
relaciones implica que las conductas de los individuos son interdependientes y
mutuamente reguladas.
Este
mecanismo regulador interno está constituido por un entramado de reglas implícitas
y explícitas. Las relaciones familiares son singulares y se advierten en las
pautas de interacción que se dan en forma recurrente en el tiempo. Por tanto es
posible hablar de una familia en términos de la forma particular de
relacionarse de sus miembros, construida, estabilizada y desarrollada través
del tiempo. Dicho de otro modo, la familia, como grupo natural, elabora en el
curso del tiempo pautas de interacción que constituyen su estructura, la cual
rige el funcionamiento de sus miembros, facilita la interacción recíproca y
define una gama de conductas posibles.
Por otra
parte la familia es un sistema social abierto, en constante interacción con el
medio natural, cultural y social; transmite los valores y creencias propias de
la cultura a la cual pertenece. Conforma un microgrupo con dimensiones
biológicas, psicológicas y sociales de alta relevancia en la determinación del
estado de salud o enfermedad de sus componentes. En ese sentido, frente al
problema clínico de una determinada persona no es suficiente que sea
considerado como un fenómeno individual e interno, sino que los problemas de
las personas pueden ser entendidos en conjunto con su contexto relacional y en
un determinado contexto social.
Revisaremos
a continuación algunos de los conceptos básicos de la perspectiva sistémica,
los cuales permitirán comprender mejor las dinámicas familiares durante la
adolescencia.
LÍMITES O FRONTERAS
El sistema
relacional de una familia no es homogéneo. Las relaciones son diferenciadas y
por lo tanto existen distintas funciones y roles dentro del sistema. Plantear
que se pueden hacer estas distinciones, nos lleva a examinar el concepto de
límites. Los límites marcan fronteras, divisiones, permiten hablar de lo que
está adentro y lo que está afuera. Definen, por ejemplo, que un individuo, en
un momento dado, forma o no forma parte de algún sistema o subsistema y
mantienen, por lo tanto, la identidad del sistema.
El sistema
familiar tiene límites que lo separan del resto de los sistemas con los que
interactúa, lo que le permite diferenciarse de ellos. A su vez, al interior de
la familia, los distintos subsistemas están separados por límites, lo que
implica que se diferencian entre sí. Los límites se reflejan en la distancia
física entre los miembros en distintos contextos, en los temas que son hablados
por ellos y no con otros y en la interconección emocional que manifiestan y
experimentan. Como ejemplo, en las familias se puede constatar que
habitualmente hay temas y funciones que son más propios de la pareja conyugal,
distintos de aquellos que corresponden a la misma pareja en tanto padres, y
distintos también de los diálogos y funciones que involucran a los hijos.
Cuando
estos límites son claros y semi-permeables marcan diferencias entre sistemas,
pero al mismo tiempo permiten el traspaso e intercambio de información hacia
afuera y hacia adentro, de modo que exista comunicación entre ellos. Hay
familias en las cuales los límites son difusos, y por lo tanto no hay mucha
diferenciación y hay demasiado paso de información entre los subsistemas. Por
ejemplo, todos los miembros de la familia opinan frente a una situación y están
enterados de todo, los hijos interfieren en la relación conyugal y se ven
afectados por los problemas íntimos de sus padres. También puede ocurrir que
los padres estén excesivamente involucrados en la privacidad de sus hijos o en
las relaciones entre los hermanos.
En otras
familias en cambio los límites son rígidos, lo cual también puede ser
disfuncional, ya que el intercambio de información es pobre, cada subsistema
está excesivamente diferenciado y separado de los otros. Por ejemplo, esto
ocurre cuando los padres no se enteran de lo que les sucede y experimentan sus
hijos y viceversa, a menos que una situación de crisis de cierta gravedad los
obligue a romper estos límites.
HOMEOSTASIS
Este
concepto alude a la tendencia de cualquier sistema a mantener la constancia y
estabilidad de sus condiciones, con respecto a los límites definidos en
relación con su ambiente y con respecto a sus relaciones internas. Podría
parecer contradictorio hablar de homeostasis o estabilidad si estamos hablando
de seres vivos, sistemas que están en constante cambio al interior de ellos y
con los sistemas de su contexto.
Sin
embargo, al hablar de homeostasis tenemos que pensar en un "equilibrio
dinámico", esto es, por una parte, una tendencia natural a preservar su
constancia y estabilidad en el tiempo y por otra una tendencia a cambiar para
adaptarse a nuevas experiencias y situaciones. Dicho de otro modo, no se
refiere a una estabilidad rígida, sino a la constante "calibración"
del sistema relacional. Una analogía física es la conservación de la
temperatura en una sala, mediante la activación de una calefacción regulado por
un termostato. Muchos otros ejemplos de homeostasis provienen de la biología,
puesto que el organismo tiene gran cantidad de sistemas autocorrectivos.
La
homeostasis varía de una familia a otra, dependiendo de la etapa del ciclo
vital en que se encuentre. Para mantener el equilibrio, cada familia se
sostiene en valores, reglas y normas que condicionan y marcan las relaciones
tanto con el medio interno como con el externo.
Frente a
comportamientos conflictivos o ante estímulos externos que tengan un efecto
desestabilizador, se ponen en juego mecanismos de retroalimentación que
protegen la homeostasis familiar. Por ejemplo, en una familia donde el padre
queda sin trabajo, es probable que la madre tenga que asumir el rol proveedor.
Sin embargo, la tendencia homeostática producirá al poco tiempo conflictos al
interior de la pareja, lo que presionará al padre a buscar un nuevo trabajo, no
sólo por problemas económicos, sino también por retomar el rol que el sistema
considera que le corresponde.
RETROALIMENTACIÓN
El sistema
familiar, para mantener este estado de equilibrio dinámico u homeostasis, posee
mecanismos de control, a través de los cuales se asegura su permanencia en el
tiempo, mantiene sus límites como sistema y se adapta a los cambios propios del
ciclo vital (internos) y a los cambios sociales (externos a la familia). Estos
mecanismos de control funcionan a través de la "retroalimentación",
concepto cibernético que se refiere a que el sistema utiliza los resultados de
su funcionamiento como información que le permite ajustar sus propias reglas.
Esta retroalimentación puede ser positiva o negativa.
La
retroalimentación negativa implica que el sistema, frente a una señal de
cambio, corrige su desempeño, volviendo al funcionamiento original. Esta forma
de retroalimentación lleva, por lo tanto, una dirección inversa a la del cambio
que la originó. La retroalimentación positiva implica que el sistema, frente a
una señal de cambio, modifica aún más su propio funcionamiento. Es decir, esta
retroalimentación actúa en la misma dirección que el cambio que la originó. Ambas
formas de retroalimentación coexisten en un sistema, puesto que son parte de
sucesiones circulares de acontecimientos causales que mantienen su adaptación.
Permiten así que el sistema por una parte evolucione y por otra mantenga la
estabilidad necesaria para su funcionamiento.
EL CICLO VITAL DE LA
FAMILIA
La familia
es un sistema dinámico, que va cambiando y desarrollándose progresivamente a
través del tiempo debido a cambios que se operan en su interior y por la
influencia de un contexto social más amplio. Así como el individuo crece, se
desarrolla, madura y envejece a través de cambios y ajustes sucesivos, también
la familia experimenta su propia secuencia de desarrollo. Esta
evolución de la familia se da a través de etapas que forman ciclos. Se pueden
identificar ciertos logros o tareas familiares que deben ser alcanzados en cada
etapa y que posibilitan el paso a la etapa siguiente. Estas situaciones de
tensión y conflicto en la familia son crisis que son esperables o
"normativas", propias del momento por el cual pasa la familia. Si no
se logran superar las tareas de etapas anteriores, los problemas que no fueron
enfrentados pueden reaparecer una y otra vez a lo largo del ciclo familiar.
Sin embargo
no hay que entender este ciclo vital en forma lineal, como una simple
aplicación del concepto de ciclo de vida individual a la familia. Incluso hay
autores que desechan esta visión lineal y señalan que el ciclo de vida familiar
consiste en la alternancia de fases en las cuales predomina la cohesión con
fases en las que predomina el desligamiento. De hecho, si se observa una
familia determinada, la etapa que distinguimos depende de cual es el sistema
que estamos definiendo. Por ejemplo, en una familia en la que el hijo mayor es
escolar, los padres son simultáneamente hijos en una familia en la cual se vive
la etapa de nido vacío. Por otra parte, la estructuración en ciclos es
fuertemente influida por variables socioculturales. De este
modo el ordenamiento en etapas que será presentado debe ser tomado como marco
de referencia para considerar las tareas evolutivas y principales
características de distintos momentos de la vida familiar, y no como un
secuencia rígida.
ETAPAS DEL CICLO VITAL DE
LA FAMILIA
1. Formación de la pareja y comienzo de la familia. La tarea
central de esta etapa es el establecimiento de un compromiso permanente, el que
se va profundizando a medida que pasa el tiempo. La pareja debe crear formas de
relación y comunicación satisfactorias. Debe definir estilos de vida, rutinas,
intereses, lo que implica que cada uno de los miembros de la pareja se modifica
internamente para lograr una acomodación y adaptación mutua. Una tarea central
de esta etapa, que muchas veces es una de las más difíciles, es la definición
de las relaciones con las respectivas familias de origen.
2. Etapa de crianza inicial de los hijos. Esta etapa
comienza con el nacimiento del primer hijo. La tarea fundamental de esta etapa
es darle espacio al niño en la familia. La madre desarrolla una
"mutualidad" con el niño, que implica empatizar con sus necesidades
biológicas y psicológicas para satisfacerlas. Este vínculo madre-hijo es
fundamental para que el niño desarrolle una sensación de confianza básica en el
mundo.
La llegada
de un nuevo miembro a la familia plantea dificultades para la pareja, que debe
redefinir su manera de compartir responsabilidades, de relacionarse sentimental
y sexualmente (por ejemplo, compartir la atención y el amor y restringir la
actividad sexual a los momentos de intimidad). También cambian las relaciones
con las familias de origen de ambos miembros de la pareja parental.
3. Familia con hijos pre-escolares. Esta etapa
comienza con la entrada del hijo mayor al jardín infantil. En esta etapa el
niño desarrolla mayor dominio sobre su cuerpo y comienza a conocer y explorar
su medio ambiente. Los padres deben permitir y aceptar esta mayor autonomía y
al mismo tiempo proteger al niño de los posibles peligros de ésta.
4. Familia con hijos escolares. Esta etapa comienza con el ingreso del hijo mayor al colegio. Este se
separa parcialmente de la familia para desarrollarse en el ámbito escolar. Es
una época de prueba para la familia porque el medio escolar y sus exigencias
evalúa la "eficiencia" con la que los padres han criado y socializado
a su hijo. Los padres
deben aceptar que al entrar el niño al colegio van a separarse de él y que
además van a comenzar a aparecer otras personas importantes para el niño, como
profesores, compañeros y amigos.
Al tener compañeros, el niño va a conocer
otras familias con otros estilos de funcionamiento, lo que le permite hacer
comparaciones con su propia familia. Los padres,
y en especial la madre, comienzan a tener más tiempo libre, lo que les permite
retomar sus actividades y trabajos alternativos. En esta etapa la relación de
pareja se afirma gradualmente, o se produce un distanciamiento progresivo si no
se han logrado desarrollar áreas de satisfacción compartida.
5. Período medio de la familia. En esta etapa la pareja vuelve a estar sola y se produce lo que se ha
llamado el "nido vacío". En la medida en que se prolonga la
expectativa de vida y se mejora la calidad de ésta, es posible que la familia
atraviese por una etapa estable y positiva. Sin embargo, esta etapa puede ser
especialmente difícil para aquellas parejas en las que se estableció una
complementariedad rígida, con la mujer dedicada casi exclusivamente a la
crianza y cuidado de los hijos y el hombre al rol de proveedor, sin desarrollar
áreas comunes de interés.
LA FAMILIA EN LA ETAPA
ADOLESCENTE
El sistema
relacional de una familia en la etapa adolescente se enfrenta a intensos
cambios de uno a más de sus miembros y por lo tanto necesariamente también
cambia su propio funcionamiento. En este sentido, es una etapa en la cual la
homeostasis se reajusta en un nuevo nivel de funcionamiento, más apropiado para
el desarrollo de sus miembros. Hay interacciones que muestran que la
retroalimentación positiva predomina sobre la negativa, es decir, se producen
cambios que a su vez activan nuevos cambios.
Por estas
razones, la etapa con hijos adolescentes suele ser considerada por diversos
autores como una de las más difíciles dentro del ciclo vital de la familia. Es
el período más "centrífugo" dentro del ciclo familiar. Es decir, es
una etapa donde los distintos miembros de la familia cambian su orientación hacia
relaciones extrafamiliares y las fronteras pueden volverse menos permeables que
en etapas anteriores. Esta característica se nota con claridad en los típicos
conflictos padres-hijos referidos a la defensa de la privacidad y de la
autodeterminación por parte de los adolescentes, en contraposición al intento
de los padres por mantener las pautas de relación de la niñez. Sin embargo, hay
que tomar en cuenta que el hijo adolescente también está viviendo tendencias
"homeostáticas", en el sentido que mantienen conductas que reflejan
sus necesidades infantiles de protección y control por parte de sus padres.
Estas
características del sistema de relaciones se pueden acompañar de mayores
incertidumbres para las personas y de más conflictos entre los distintos
miembros de la familia.
En esta
etapa las tareas parentales son difíciles. Los padres deben aceptar el crecimiento
y desarrollo de su hijo y darle progresivamente las condiciones para que se
desarrolle y pueda llegar a decidir personalmente su futuro laboral, sexual y
familiar. Las opciones que el adolescente toma en algunos momentos pueden
coincidir o no con las expectativas de los padres, lo que produce conflictos
que para muchas familias son dificiles de manejar y aceptar. A veces los padres
se cierran y asumen una actitud controladora que retarda la independencia del
joven. Idealmente deben reaccionar apoyando a sus hijos, manteniendo una
comunicación abierta y dando las posibilidades emocionales y materiales para
que el joven comience una vida independiente exitosa. También es posible que
tengan una postura desinteresada o impotente, manifestada en una excesiva
permisividad, y que también tiene consecuencias negativas para el desarrollo
adolescente.
Por otra parte, es una etapa en la que cada generación está
viviendo reevaluaciones importantes:
- Los abuelos se preparan para el retiro.
- Los padres pueden estar en la crisis de la "edad media", en la cual se reevaluan las ambiciones y se cuestionan los logros alcanzados. Es un momento dentro de la vida donde se siente la brevedad del tiempo y hay una especie de duelo por las metas que podrían haber sido y no fueron.
- Dentro de esta reevaluación la relación de pareja puede vivir una redefinición que está impulsada por los cambios en la autonomía de los hijos y la emergencia de anhelos que habían sido postergados. Es un momento de frecuentes crisis matrimoniales.
- Los hijos buscan consolidar su propia identidad e insertarse socialmente.
Toda la
familia se desplaza de manera natural hacia un sistema más individualizado y
diferenciado lo que trae consigo alta inestabilidad de las reglas familiares,
aumenta la ansiedad y los conflictos. Suelen ocurrir grandes cambios en el
estilo de vida: retiro laboral, divorcio, nuevas nupcias, cambios de empleo,
etc. Es una
etapa que implica en cierta medida procesos de separación y de duelo para toda
la familia. En el adolescente es un duelo el ir abandonando la seguridad de la
dependencia infantil, así como el quiebre de la imagen parental idealizada.
Para los
padres es también un duelo el aceptar que el hijo vaya separándose,
compartiendo menos tiempo con la familia, teniendo su propia identidad que a
veces no concuerda con el ideal de los padres. En este sentido, siempre hay un
duelo del ideal del yo de los padres proyectado en el hijo. El proceso
emocional principal de esta etapa es la flexibilidad creciente de las fronteras
familiares para permitir la independencia de los hijos adolescentes. Pero esto
es en sí un proceso difícil donde influyen aspectos transgeneracionales:
Es
frecuente que familias que en fases anteriores han sido funcionales pero que
les es difícil aceptar los cambios y la apertura del sistema familiar vivan una
crisis en esta etapa. En general la rigidez del sistema familiar es un factor
que puede alterar este proceso. Los padres
que han tenido dificultades para lograr acuerdos frente a la crianza de los hijos,
cuando el adolescente tiende a desafiar las normas, les es aún más crítico este
problema, aumentando los conflictos conyugales.
Los padres,
y en especial las madres, cuando han puesto en la función parental toda su
autoestima, se pueden ver bastante afectadas por la descalificación de sus
hijos adolescentes y atemorizadas ante su independencia. Los hijos
parentalizados, que han recibido delegaciones familiares, también se ven
interferidos en la posibilidad de alcanzar una identidad propia.
Es en este
contexto donde el adolescente negocia permanentemente con los padres la
posibilidad de romper los lazos de dependencia infantil y llegar a ser persona.
Para poder permitir a los hijos crecer es importante que los padres aprendan a
negociar convenios acerca los tiempos, espacios, deberes, propios y colectivos,
deseos, costumbres, vestimenta, lenguaje, etc.
La familia
debe ofrecer al adolescente oportunidades reales de encontrar nuevos roles que
le permitan ejercitarse en el papel de adulto que tiene que asumir, alcanzando
así una autonomía suficiente para su funcionamiento adulto.
También hay influencias de la familia en la sexualidad adolescente:
- Entre los hermanos se suele producir un efecto de diferenciación (por ejemplo, el hermano "macho" versus el hermano afeminado, o la hermana que privilegia roles maternales versus aquella que se interesa en los roles intelectuales)
- Los padres ejercen influencia indirecta sobre la expresión sexual del adolescente. Estudios demuestran que estos rara vez conversan con sus padres sobre estos temas, reciben más información de sus pares y hermanos. Las mujeres reciben más influencia cuando no son sexualmente activas.
- Cuando un adolescente empieza a experimentar su propia sexualidad se cierra una puerta en el intercambio entre él y su familia. No sólo por la sexualidad, sino también en el recato por los cambios físicos, las fantasías a nivel cognitivo y la realización de experimentos y exploraciones fuera de la familia. El cierre de esta puerta repercute en toda la familia.
Las posibles respuestas de la familia hacia estas manifestaciones
son:
- Se postula que la sexualidad emergente del adolescente estimula a sus progenitores lo que explicaría en parte el aumento en las relaciones extramaritales con parejas más jóvenes.
- Los padres excesivamente recatados pueden fomentar encubiertamente actuación del hijo como proyección de sus deseos reprimidos
- La madre contribuiría al distanciamiento con su propia hija al aproximarse a la menopausia y responder a la maduración de la hija experimentando esto como un estímulo de su propia sexualidad y la consiguiente rivalidad con su hija
- Se puede diferenciar un subsistema fraternal, separando a los hermanos sexualmente maduros de los menores.
Todos estos
ajustes dependen en cierto grado de adaptabilidad de la organización familiar.
En las familias cuyo sistema de relaciones es vulnerable la emergencia de la
sexualidad del adolescente puede activar o desencadenar problemas de gravedad y
consecuencias diversas, tales como abuso sexual, incesto o embarazo en la
adolescente.
CONSIDERACIONES ACERCA DE
LA APLICACIÓN CLÍNICA
La utilidad
del conocimiento de las características de la interacción familiar durante la
adolescencia se entenderá mejor al leer el capítulo sobre entrevista y aún más
si se observa el video con la entrevista simulada. La complejidad de relación
médico-adolescente se debe al conjunto de factores individuales y familiares
que se ponen en juego en esa relación. La independencia del adolescente no es
completa y las fronteras que interponen entre este y sus padres pueden reflejar
su fragilidad. Cuando un adolescente acude a un profesional es importante que
éste tome en cuenta este fenómeno al desarrollar una relación de confianza y
eventualmente al recibir información confidencial o al responsabilizar al
adolescente de su propio tratamiento. Como
resumen, se puede decir que el profesional que atiende a un adolescente debe
considerar los siguientes aspectos:
- El adolescente forma parte de un complejo sistema de relaciones que esta en alguna medida en crisis, reformulando sus fronteras y recalibrando sus reglas.
- El adolescente, aunque parezca que sus posturas a menudo estan en contra de sus padres, los representa en cierta forma y que tiene lealtades y afectos no siempre visibles
- Al asumir un rol profesional se hace parte del sistema parental a la vez que establece la relación de confianza con el adolescente. Debe por lo tanto cultivar una relación de confianza con los padres y sostener un equilibrio entre ambas relaciones, lo que no siempre es fácil
- Al establecer esta alianza con los padres debe tomar en cuenta que es posible que ellos estén pasando también por momentos críticos personales o de pareja.
EL GENOGRAMA
El
genograma es una herramienta gráfica que resume la información relevante sobre
una familia. Permite registrar y conocer la información de una manera
"visible" e ilustrar acerca de la etapa del ciclo vital actual,
acontecimientos vitales, relaciones afectivas y recursos del grupo familiar.
Puede ser analogado a una "radiografía de la familia, en la que se
evidencian las pausa relacionales actuales y transgeneracionales y se consignan
las enfermedades y acontecimientos vitales importantes.
El
genograma podrá ser usado como un instrumento diagnóstico al permitir al
integrante del equipo de salud contrastar hipótesis relacionadas con la
contribución que el sistema familiar hace al problema detectado. Esto se aplica
a familias con problemas recurrentes de toda índole, de la cual no se excluyen
aquellos sistemas que involucran enfermos crónicos, graves o terminales que
requieren un apoyo determinado. Hay seis categorías informativas contenidas en
el genograma:
1. La estructura familiar. Comprende la composición de la familia
(familia extensa, nuclear íntegra, nuclear con parientes próximos, nuclear
ampliada, binuclear y monoparental) y el subsistema fraternal (orden e
nacimiento, diferencias de edad y género)
2. Adaptación al ciclo vital familiar. Implica
conocer en qué etapa del ciclo vital está la familia; las transiciones o crisis
normativas a las que se está adaptando y la posibilidad del surgimiento de una
asincronía en alguna de las etapas, entendiéndola como un acontecimiento
desplazado en el tiempo.
3. Repetición de pautas a través de generaciones. Esto
permite ayudar a las familias y evitar repeticiones presentes y futuras de las
pautas que tengan un carácter negativo. La repetición de patrones a lo largo de
generaciones puede relacionarse con la estructura, la morbilidad o pautas de
funcionamiento familiar.
4. Sucesos de la vida y funcionamiento familiar. Esto se
refiere a acontecimientos vitales estresantes que puedan estar causando crisis
y disfunciones familiares. Estas situaciones pueden ser recientes (pérdidas
tales como: fallecimientos, abandonos, separación) o pasados. Para estudiar el
impacto debe analizarse la tipología familiar, las edades de los miembros y las
redes de apoyo con que cuenta. También puede haber coincidencia o recurrencia
de fechas, edades o acontecimientos significativos, cuando se observa que
situaciones críticas ocurren en una determinada época y es posible descubrir
tensiones en la historia familiar que las explican (por ejemplo: las reacciones
de aniversario).
Al estudiar
el genograma se pueden indicar los recursos cuantitativos (red social), en
cuanto al número de personas y su relación de parentesco; a quién es posible
dirigirse en un momento de crisis, etc. Esto es central para el diseño de
estrategias de intervención frente a acontecimientos vitales graves.
5. Pautas vinculares. El genograma es un medio útil para
reconocer las relaciones de cercanía, distancia, triangulaciones, conflictos,
etc. del grupo familiar. Sin embargo, este aspecto puede cambiar con el tiempo,
por lo que es esencial su corrección periódica.
DISEÑO DEL GENOGRAMA
Para la
realización del genograma es recomendable seguir tres pasos:
1. Realizar el trazado de la estructura familiar, tomando en cuenta
los siguientes aspectos:
- Consignar los miembros de la familia, representando con un cuadrado a los hombres y con un círculo a las mujeres.
- Consignar el matrimonio entre dos personas a través de una línea horizontal continua que une el cuadrado con el círculo, teniendo presente que el cuadrado se sitúa a la izquierda y el círculo a la derecha.
- Consignar a las parejas convivientes a través de una línea horizontal discontinua.
- Ubicar a los hijos de mayor a menor, en orden de izquierda a derecha, uniéndolos a la línea horizontal que une a los padres.
- Dibujar, en el caso de hijos adoptivos, la línea que une a la pareja con el (los) hijo (s) adoptivos de manera discontinua.
- Consignar el parto con feto muerto a través de una "X" en el símbolo correspondiente.
- En el caso de aborto, graficarlo con un círculo negro en el caso que sea espontáneo, y con una X (en vez del símbolo de hombre o mujer) en el caso que sea provocado.
- Trazar la interrupción del matrimonio a través de dos barras inclinadas sobre la línea horizontal de matrimonio o convivencia.
- En los casos de múltiples matrimonios o convivencias se debe tener en cuenta las diferentes posibilidades:
- Cuando sólo el hombre o la mujer se ha casado más de una vez, se registra el último matrimonio (o convivencia) a la derecha.
- Cuando son los dos miembros de la pareja quienes se casan (o conviven) nuevamente, situar el más reciente en el centro.
- Señalar a las personas que viven en una misma casa con una línea discontinua alrededor de todas ellas.
- Consignar al paciente índice por una línea doble alrededor del cuadrado o del círculo, según se trate de un hombre o mujer, respectivamente.
- Señalar el fallecimiento de un miembro de la familia trazando una "X" dentro del símbolo correspondiente.
2. Consignar las edades de los miembros de la familia y las fechas
de sucesos significativos. Esto sirve como medio para ubicar la etapa del
ciclo vital en que se encuentra la familia y comprender las crisis normativas
de ella. En este segundo paso no deben dejar de considerarse ciertos aspectos:
- Registrar la edad de cada miembro de la familia dentro del símbolo de cada uno.
- Registrar la fecha de nacimiento y fallecimiento encima del símbolo correspondiente, a la izquierda y derecha respectivamente.
- Señalar la edad de la persona al morir al interior del símbolo correspondiente.
- Registrar fechas de matrimonio y separación en la línea horizontal que une a la pareja.
3. Registrar información relevante en el momento de
"leer" el genograma de una familia, como la siguiente:
- Indicar los recursos familiares tanto económicos como afectivos, con un asterisco sobre el símbolo correspondiente. Anotar a pie de página de qué tipo de recurso se trata.
- Registrar las relaciones entre los miembros de la familia a través de diversos tipos de líneas que unen los símbolos correspondientes a los miembros de la familia. Las relaciones pueden ser: muy unidas o fusionadas, unidas, distantes, separadas o conflictivas.
- Consignar los problemas de salud a la derecha de la persona (símbolo)
- Registrar los sucesos familiares críticos, como pérdida de trabajo o migraciones, a la izquierda del símbolo correspondiente, con la sigla AV (acontecimiento vital estresante) y al pie de página señalar de qué acontecimiento se trata.
GENOGRAMA FAMILIAR
(Dr. Eduardo Carrasco B., Psiquiatra infanto juvenil y terapeuta familiar
Departamento de Psiquiatría. Pontificia Universidad Católica de Chile)