Kim Peek, falleció el 19 de diciembre del 2009 a los 58 años. Este personaje que apenas contaba con un cociente intelectual de 73, sorprendió al mundo entero por sus extraordinarias habilidades mnemónicas. Pese a que nació con macrocefalia y con agenesia del cuerpo calloso, Kimputer como se le conocía podía memorizar libros enteros sin hacer el más mínimo esfuerzo…
De este modo almacenaba información de toda índole, histórica, científica, literaria, etc. Peek recordaba el 98% de los 12.000 libros que había leído. Podía leer dos páginas en sólo 8 segundos, para ello empleaba cada ojo para leer una página distinta. Su memoria literalmente era ilimitada. Kim podía memorizar todo lo que leía, sin embargo, era incapaz de realizar tareas sencillas, como asearse, vestirse, hasta alimentarse por sí mismo.
Otro personaje también sorprendente es Daniel Tammet, un joven británico de 32 años, epiléptico y con el síndrome de Asperger. En contraste a estos dos impedimentos Daniel también posee una gran facultad: la Sinestesia, a la cual le debe su casi mágica capacidad para realizar grandes cálculos matemáticos, además de poseer una prodigiosa memoria que le permite aprender cualquier idioma en prácticamente una semana, así lo hizó con el islandés, considerado una de las lenguas más complejas debido a su gramática y pronunciación.
Tammet ostenta el récord “pi” europeo en cuanto a la memorización y recitado de pi con 22.514 dígitos en algo más de cinco horas. El profesor Allan Snyder, de la Universidad Nacional de Australia comentó sobre Tammet: "Los autistas, por lo general, no son capaces de describir cómo hacen lo que hacen. Simplemente, llegan a ello. Pero Daniel puede; él describe lo que ve en su cabeza, es por eso que resulta un caso tan fascinante. Él podría ser la nueva "Piedra Rosetta".
Tanto Kim como Daniel, podría decirse son dos especímenes raros, ellos son descritos como “Savants” (sabios en español). El síndrome de Savant, es un conjunto de síntomas cognitivos, que poseen o desarrollan algunas personas con dificultades físicas, mentales o motrices. Estos síntomas se manifiestan en extraordinarias habilidades específicas, como puede ser una gran capacidad para tocar instrumentos como el piano, realizar complejos cálculos matemáticos, así como almacenar y evocar una gran cantidad de información que sólo una computadora podría procesar.
Según Harold Treffert, psiquiatra especializado en estos casos, la mitad de personas con el síndrome del Savant son autistas, mientras que la otra mitad tiene otra incapacidad relacionada con el desarrollo, retraso mental, lesión cerebral o enfermedad mental. Él afirma que “no todas las personas autistas padecen “savantismo” al igual que no todas las personas con el síndrome del savant tienen desorden autístico”. Otros investigadores indican que los rasgos y las habilidades autísticos del savant pueden estar ligados.
En el caso de Kim, él no era autista. Por el contario Daniel durante su infancia, sí fue diagnosticado con autismo, lo cual no fue un obstáculo para su posterior desarrollo, quien gracia su sinestesia que le hacía ver los números en diferentes colores y tamaños sucediéndose entre sí, le permitía intuir el resultado a cualquier cálculo que le pedían sin importar su complejidad.
Ahora en el mundo, no hay nadie ni existe ninguna teoría concreta que pueda explicar este extraño fenómeno. Aunque se ha demostrado que muchos de los “Savants” presentan lesiones cerebrales, mientras que en otros casos no se observaron ningún rasgo anormal que pueda producir ese estado de excepcionalidad.
Muchos científicos se plantean la posibilidad de que estas personas debido a sus malformaciones cerebrales, hayan podido generar mecanismos subcorticales de un nivel superior, que les permita realizar tareas extraordinarias a pesar de sus discapacidades.
En la actualidad hay alrededor del mundo 50 personas diagnosticadas con este síndrome. Individuos aparentemente con un marcado retardo mental (no necesariamente), que pueden realizar actividades propias de los superdotados, y que podrían dejar en ridículo a cualquiera que osé enfrentarlos.